martes, 29 de marzo de 2011

Un amor para la eternidad


Se conocieron en medio de las luces y los estudios de filmación, personificando a los famosos amantes de la historia antigua: Cleopatra y Marco Antonio; sin imaginar que estarían creando su propia historia de amor, convirtiéndose así en una de las parejas más seguidas y asediadas por la prensa; sí no referimos a Elizabeth Taylor y Richard Burton.
Si bien la primera vez que los presentaron fue en 1953 cuando Elizabeth tenía sólo 21 años y ya era considerada la mujer más bella del mundo, el que tenía 28 años, era un actor rudo con fama de ser un amante irresistible; tratando de conseguir su nombre propio. Su romance recién se iniciaría en 1962 mientras filmaban la película Cleopatra. En ese instante ambos estaban casados, pero esto no impidió que tras dejar a sus respectivas parejas; comenzarán una relación juntos. Al inició se pensó que este romance no duraría y sería una conquista más por parte de ambos; sin embargo su historia impactaría y sería seguida por todos sus fanáticos.
Se convirtieron entonces en Liz y Dick y vivieron unos años intensivos entre el amor y el odio; casándose dos veces y llegando a divorciarse también dos. Esta relación se caracterizaría por sus constantes discusiones, los caracteres fuertes de los dos y los seguidos escándalos respecto a su vida conyugal. Se insultaban y hacían el amor hasta caer sobre sus propias fuerzas, se embriagaban de alcohol hasta olvidarse del mundo y eran capaces de empezar de nuevo otra vez. No se toleraban estar juntos y cuando se separaban, el mundo era el espacio mas amargo de sus existencias. Ambos se necesitaban; ya lo dijo ella: “Cuando podíamos ser Richard y Elizabeth, el matrimonio funcionaba a la perfección; lo que no funcionaba eran Liz y Dick, porque eran dos personas que en realidad no existían”.
En 1974 se divorciaron y un año después se reconciliaron, y en 1976 se volvieron a divorciar. En el tiempo que estuvieron juntos Richard le regalaba diversas joyas carísimas como la perla de La Peregrina que perteneció a Felipe II y fue reproducida por Velásquez. Cuando esta pieza salió a la venta el actor trato de no seguir con la negociación.
Además los dos estaban presos en mundo lleno de alcohol y droga. El amor entre los dos actores no parecía de este mundo; sin embargo a pesar de su intensiva relación; decidieron continuar cada uno por su lado con su vida amorosa y dar por finalizado este idilio; sabiendo que siempre estarían conectados el uno al otro.
A lo largo de su relación; el actor se caracterizó por ser una persona muy detallista, y uno de sus cualidades preferidas era plasmar sus sentimientos a través de las cartas; fueron en total cerca de 40 cartas que Burton dirigió al gran amor de su vida. Justo tres días antes de su muerte, el 2 de Agosto de 1984 cuando este residía en Suiza y ella en Los Ángeles; Richard redactaría su última carta; la cual la hizo a escondidas, donde le pedía una nueva oportunidad y reconocería que su vida había sido más feliz junto a ella que sin ella. “La mujer más increíblemente independiente, bella, distante, remota e inaccesible que había visto”; cuando Elizabetth recibió esta conmovedora misiva, el actor ya había muerto.
Estas cartas y casi toda la historia del amor entre estos iconos está plasmada en el libro “El amor y la furia” (Lumen), la verdadera historia de amor entre Elizabeth Taylor y Richard Burton; Escrita por Sam Khasner; periodista de Vanity Fair y Nancy Schoemberg; profesora universitaria; contando con la colaboración de la propia Taylor; el resultado como era de esperarse, todo un éxito a nivel mundial.
La actriz siempre ha sido conocida por tener carácter difícil siendo esa una de las razones que sus matrimonios no duraban, más si a esto le agregamos la convivencia ante una mujer envuelta en una fama que muchas veces alcanzaban un alto precio; lo cierto es que a sus 78 años se casó en ocho oportunidades .
La última vez que ambos hablaron, fue poco antes que el actor muriera. Ella acababa de salir de una clínica de desintoxicación, y él había visto su foto en un diario. Aquélla vez quedaron en verse en Londres, despidiéndose con estas palabras: ”Adiós amor”. Cuando murió Burton, él propio actor pidió sé enterrado en el mismo lugar donde su matrimonio se disolvió, y de igual forma la actriz declaró en más de una ocasión que él día que muera, desea ser enterrada al lado del hombre que más amo en toda su vida.
Que hubiera pasado si Liz leía esa carta antes de que Dick muriera; quizás el rumbo hubiera sido otro; eso nunca lo sabremos. Lo cierto es que este idilio nació en medio del glamour y su historia continuará allá arriba; lejos de los flashes, intrometidos y chismosos; seguros que esta vez lograran esa felicidad que una vez anhelaron.

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